
Nuestro recorrido empieza en el viejo continente. Un lugar lleno de historias y secretos, algunos obra del hombre y otros consecuencia de algo más grande. Síganme en este post para empezar a descubrir lo que se encuentra bajo nuestros pies…en esta versión, el turno es para Europa. Primera parada: Italia.
Castellana Grotte

En la localidad de Puglia al sur de Italia, en la vecindad del mar Adriático la naturaleza parece ser nada más que tierra, olivares, rocas…polvo de la erosión causada por el pasar de miles de años. Esta localidad es un lugar más bien desértico e inhabitado. A no ser por Bari, la capital de esta región, casi se podría decir que es un lugar muerto. Es entonces por lo que la mayoría de turistas llegamos a esta ciudad capital, para de allí desplazarnos a los pueblos aledaños en busca de aventura, y exactamente eso es lo que conseguimos. Para llegar a Castellana Grotte es necesario tomar un tren en la estación central y dirigirse a las “Ferrovie del Sud Est”, lo cual es simplemente una plataforma algo vieja y olvidada en la parte trasera de la estación, con una flota que le hace juego.
Una vez tomado el esperado tren, se viaja alrededor de una hora u hora y media, para bajarse en una construcción de algunas piedras amontonadas ubicadas al lado de un amplio campo de tierra, que indica que se ha llegado al lugar de destino. Así, sin más, sin muchos avisos, indicaciones o incluso personas alrededor se está en medio de la nada, buscando una gruta que más invisible que bajo suelo no puede estar. Si no fuera por el aviso del tren, no se podría realmente saber si se ha llegado o no; aunque debido a que los anuncios son en italiano, si bien se tiene una idea de que así es, las dudas aún quedan. Pero a falta de otros recursos, a andar se dijo. Y luego de caminar entre 5 y 10 minutos en la dirección más probable, por fin se ve una larga calle y algunos avisos. Y si, ya se ven indicaciones de hacia cual lugar se debe ir para llegar a la famosa gruta.
En el lugar de destino hay más culturas e idiomas que en la torre de Babel y por el no tan módico, pero aún asequible precio de 12 euros se puede hacer el recorrido parcial de la gruta, el cual tiene una longitud de 1 km, mientras que por sólo 4 euros más se puede hacer el recorrido completo, el cual tiene una distancia de 3 km.


La gruta fue descubierta en el año 1938 por Franco Anelli, sin embargo a pesar de ser un gran atractivo geológico actualmente, no siempre se tuvo esta idea acerca de la gruta. Dicen que habían leyendas de que allí habitaba el demonio y que el precipicio al ingreso de la cueva era tan grande, para que éste no saliera de ahí. La cueva tiene una altura de 60 m y un área de 50 m x 100 m. Éste es el lugar de reunión para los visitantes y es donde se explican los detalles del recorrido, es el lugar ideal para la documentación, pues después de él está prohibido utilizar cámaras y celulares. Más allá de la fantasía, existe una explicación para el fenómeno natural encontrado en esta gruta. Las formaciones rocosas bajo las que se asienta la gruta, están compuestas de carbonato de calcio. Mientras el agua se desliza al interior, forma una solución ácida que corroe la roca calcárea y se filtra hacia el interior de la cueva, formando las estalactitas (formaciones pendientes del techo) y estalagmitas (formaciones nacientes del suelo). Las primeras crecen 1 cm cada 45-70 años, mientras las segundas crecen 1 cm cada 75-80 años, lo cual no es de sorprenderse, ya que el promedio de lluvias está alrededor de los 100 mm mensuales. Gracias a esto se estima que la edad de la gruta es de 90 millones de años.

Las paradas durante todo el recorrido son las siguientes:
- Caverna negra: llamada así, debido a la presencia de un hongo que cubre sus paredes.
- Caverna de los monumentos: nombrada gracias a los grandes complejos estalagmíticos allí presentes.
- Corredor del ángel
- Caverna del precipicio y caverna de la fuente
- Caverna del altar: en dónde se dice que se puede apreciar la imagen de la virgen (fin del recorrido parcial).
- Corredor del desierto
- Estalactitas excéntricas: que se une al complejo estalagmítico denominado “Duomo di Milano”.
- Caverna de la torre de Pisa
- Corredor rojo
- Caverna de la cúpula
- Gruta blanca: definida como la más espléndida del mundo.
Para completar el breve relato sobre la Grotte di Castellana, aquí les dejo un video en el que se puede observar la entrada a la cueva principal.
Ahora seguimos con la segunda parada del tour. Una ciudad que a pesar de no tener la misma edad que el lugar de nuestra primera visita, ha sido la hospedera de 3 grandes culturas: musulmanes, judíos y cristianos, conviviendo calmadamente en un mismo lugar…al menos por un tiempo. Esto nos lleva a España.
Toledo

Situada al sur de Madrid a las orillas del río Tajo, Toledo fue capital española por alrededor de 8 siglos. Por su acceso a través del río y comunicación con el mar Mediterráneo, fue hogar predilecto de los líderes árabes a comienzos del milenio. Sin embargo las llegadas de las culturas judía y cristiana, forzaron la reacomodación de los habitantes anteriores. Pero quien llegaba, no hacía caso de las normas anteriores, sino que llegaba a imponer. Fue así como las construcciones se iban haciendo una sobre otra, tapando los escombros de quien fuera que estuviera allí.
Debido a esto, ahora es tan común encontrar sótanos musulmanes en conventos cristianos en el casco histórico de Toledo. De hecho, existe un evento que comienza en mayo y se extiende hasta junio, en el cual los patios y sótanos de la ciudad están abiertos para los visitantes. Se puede encontrar como “Patios de Toledo”. Pero si lo que se busca es más misterio y acción, se pueden hacer visitas nocturnas guiadas, en las cuales se relatan desde historias que dieron origen al nombre de callejones, hasta de trágicos amores adolescentes y psicofonías con mensajes del más allá. Para encontrar este tipo de tours basta con buscar “Toledo nocturno” en google o ir hasta la plaza de Zocodover, donde seguramente cualquier stand de guías turísticos estará encantado de ofrecerte su tour diurno gratis para que reserves el tour nocturno con ellos.
Los sótanos o jardines de los patios no sólo servían como zonas de esparcimiento, pero también eran los lugares predilectos para enterrar a los difuntos familiares, ya que la práctica de la cremación o incineración ni siquiera era considerada en la antigüedad. Sin embargo, a pesar de que esto empezó a formar parte de la tradición toledana, la población crecía y las familias que por décadas vivían en las mismas casas, empezaban a carecer de espacio para sus entierros. Y fue así y con el establecimiento de las iglesias, que ahora los difuntos eran enterrados en el sótano de aquellas igleasias a las que pertenecían. Probablemente así surgió la idea de lo que ahora se conoce con el nombre de osario.
Pero ahora nos movemos un poco más al noreste, al centro del entonces imperio Austro-Húngaro, Viena.
Viena

Uno de los emblemáticos centros del elitismo y desarrollo europeo, que ha sido cuna de artístas e importantes movimientos a lo largo de la historia también tiene su lado oculto. Desde el siglo XIV, cuando comenzó la construcción de la Iglesia gótica de San Esteban, los obispos y cardenales se sepultaban bajo la iglesia en las llamadas criptas de los obispos. El ser enterrado en este lugar era símbolo de prestigio y fue por esto que los fundadores de tan importante lugar también debían estar presentes, tanto en vida como en muerte.

Los Habsburgo, duques de este imperio representaban parte importante del linaje cultural de Viena. Sin embargo también representaban parte importante del linaje de diferentes lugares del imperio. Así pues, y con la tradición que inició desde el siglo XVII, los Habsburgo se hacían embalsamar y decidieron que sus corazones serían enviados en urnas de plata al Palacio Imperial de Hofburg, los otros órganos quedarían resguardados en la cripta de los duques, bajo la Iglesia de San Esteban y los cuerpos serían rellenados con cera y sepultados en la cripta imperial de la Iglesia de los Capuccinos.
Con todo el renombre que adquirió la Iglesia de San esteban, el pópuli quería ser también sepultado lo más cerca posible de allí. Pero en 1739 se tomó la decisión de cerrar los cementerios públicos en las plazas. La ley ahora dictaba que no podían llevarse a cabo entierros alrededor de la ciudad, pero nunca dijo que no podía hacerse debajo de ella. Y fue así como entonces el cementerio público se traslado a las profundidades de la plaza de San Esteban. Inicialmente los féretros se apilaban en las criptas y luego se sellaban, pero cuando llegó la peste simplemente no había lugar para apilar tantos féretros y fue así como se cavaron las fosas comunes, a las cuales eran llevados los presos para cumplir su condena limpiando, reubicando y apilando huesos de difuntos para abrir espacio a nuevos cuerpos. Este trágico escenario se cerró definitivamente en 1783 y ahora sirve únicamente como atractivo turístico y memoria de los acontecimientos de un pasado oscuro.
La práctica de sepultar difuntos bajo las iglesias, fue sin duda una tradición esparcida alrededor de Europa.
Lo que nos lleva a la siguiente parada en Alemania, Bremen.
Bremen

La “Hansestadt” o ciudad hanseática (mercantil) de la edad media en el norte de Alemania no escapa a la tradición de las criptas. En el “Bleikeller” o sótano para el plomo, ahora se encuentran las momias de algunos de los directores del Domo de San Petri, a donde el sótano pertenece.
A diferencia de los otros lugares antes vistos, en este sótano se encontraron en el siglo XVII momias. Cadáveres a quienes el efecto del invierno y las condiciones del sótano ayudó a conservar. Las historias de las momias allí presentes pertenecen a algunos de los pertenecientes a la familia “von Engelbrecht”, de la cual hacia parte el último administrador sueco del Domo de San Petri. Anteriormente las momias no estaban protegidas por vidrio y de esta manera a algunas de ellas les hacen falta pelo o incluso algunos dedos, que fueron enviados como souvenirs a algunas figuras de la época. Por ejemplo, el dedo de alguna de ellas al igual que la mano momificada de un niño fue enviada como regalo a Goethe por parte del médico de Bremen, Nicolaus Meyer. Sin embargo, Goethe no quiso mantener el regalo y lo pasó a su hijo Augusto.
Un vídeo del recorrido por el Bleikeller lo pueden ver a continuación.
Para finalizar, nuestro recorrido llega a la ciudad de Brujas, en Bélgica.
Brujas

Si lo anterior les causó impacto. Lo que viene a continuación es a la vez disfrute y tortura de muchas personas en el mundo actual. Personalmente me confieso culpable de esta práctica. Despues de siglos de llevar a cabo tan especial, pero a la vez tan esclavizante y torturante tradición, especialmente para las consecuencias que sufren las mujeres a causa de esto, sigue siendo Bélgica tal vez el más grande epicentro de esto que les voy a presentar. Y ya que una imagen dice más que mil palabras, los dejo con lo que encontré en el sótano de la casa número 33 en Vlamingstraat, Brujas.

Para todos un feliz fin de semana 🙂
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